Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo.
15 abr 2012
¿Cuando fue la última vez que lloraste? Rutina pura, rutina que brilla como purpurina y arde como jabón en los ojos. Llorar por llorar, amar por amar. Esperar por costumbre, por pensar, llegar a creer que él va a ser un digno príncipe azul. Ese en el que podés confiar y dejarte llevar. Pero todos los cuentos de hadas tienen bruja mala, y este no va a ser la excepción.
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