Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo.
4 ene 2011
Podrías haberte acordado de que siempre te caí mal. Ah, ¿nunca te cerré? He de admitir que con tus falsas palabras no pude notarlo. Posees el arte de la mentira en la sangre... ¿Me odias? Gracias, me haces sentir mucho más importante de lo que soy. Considero que el odio lo atribuimos a figuras que consideramos importanes. Me gustaría poder conservar las farsas tanto tiempo como tú. Perdón, perdón, hubo un error. Nunca podría conservar una farsa, ya que no las comienzo ni soy participe de ellas, soy genuina en todo aspecto que me mires. ¿Me enseñarías, maestra de la decepción & los engaños? No, no. Me equivoqué, otra vez. No quiero nada de ti. Nunca voy a ser así (aunque lo quisiera, cosa que no, y nunca lo querré). Gente tan hija de puta hay poca, & nunca seré una de ellas(:
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