Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo.
20 dic 2011
1: Jueves 01/12/2011
Este día fue muy, muy especial. Lloré mucho. Empecemos porque fue la última clase de canto del año, con Fernanda —la profe—. Yo la conocí cuando volví de España, a principio de año teníamos otra profesora. Cuando volví, en Agosto, me encontré con ella, y fue súper raro, porque... su forma de dar clase, su forma de tratarme, su forma PARA CONMIGO, me hizo acordar mucho, demasiado diría yo, a Debora, la primera persona que logró que cantara DE VERDAD, en otro lugar que no fuera la ducha o mi cuarto. Y eso me llega tanto. Son ciertas similitudes, el color de pelo, la forma en que me dicen o dijeron 'Delfi' las dos desde siempre, nunca me dijeron Delfina. Las dos me daban confianza, y me la dan el día de hoy, aunque no lo sepan. A una de ellas no la tengo como profesora desde el año pasado, y a la otra no la veo desde el miércoles pasado, que fue mi muestra de comedia musical, pero eso lo dejo para otra entrada. A lo que voy es que, cuando Fer me dio la devolución me puse a llorar. Y la abracé, le di las gracias. La voy a extrañar mucho, creo que ya la empecé a extrañar. Igual ya le pregunté por mail cuando empieza a dar clases particulares el año que viene, jeje. ¡Espero que me conteste! Y nada. Dijo cosas muy lindas, y lloré, como siempre, que lloro porque soy un flan. Pero fui feliz con lo que me dijo. Soy feliz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario