Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo.
20 dic 2011
3: Último día de clases.
Otra vez, lloré. El último día, dos de diciembre, cuando me di cuenta de que en verdad no podría cambiarme de colegio, a pesar de todo. Muchos de mis mejores recuerdos fueron ahí, recuerdos que no cambiaría por otros. Gente que, a pesar de todo, no cambiaría. Mejor malo conocido que bueno por conocer, dice el dicho.
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