Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo.
11 nov 2010
Solo bastan diez lágrimas de sal para olvidarte. La primera, para olvidar los besos. La segunda, para olvidar tu perfume. La tercera, para olvidar tu mirada profunda. La cuarta, para olvidar tus brazos rodeándome. La quinta, para olvidar los momentos compartidos. La sexta, por las palabras bonitas. La séptima, para olvidarte y dejarte ir. La octava, para olvidar los sentimientos de amor. La novena, para convencerme. & por último, la décima, para recordar que olvidarte, nunca será tan sencillo como diez lágrimas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario